RELATOS DE TERROR Y FANTASÍA

martes, 14 de abril de 2015

LA MUERTE DEL SOL: PARTE I

Quería hacer un relato corto, pero al final se me ha convertido en nouvelle, no es ni tan corto como un relato, ni tan largo como una novela, por eso lo he dividido en tres partes, aquí tenéis la primera parte de la historia de ciencia ficción, que después se convertirá en cómic gracias a Magín Marqués!


LA MUERTE DEL SOL
PARTE I

El sol, brillante, poderoso, dador de vida. Durante milenios ha nutrido las plantas, gobernado el clima, y otorgado el bienestar.

Por desgracia yo jamás lo conocí, tan sólo a través de las anécdotas de mi bisabuelo que aún conservaba viejos libros de historia de la humanidad. Comenzaré haciéndoos un breve resumen de los conocimientos que he adquirido de ellos.

Pocos años más tarde de que China se proclamase la primera potencia mundial, en 2023 la Tierra cambió ligeramente de trayectoria, provocando serios problemas demográficos. Diez años más tarde, el hielo polar se derritió e hizo crecer el nivel del mar. En el año 2066 la Europa ocupada por los musulmanes fue atacada por los EE.UU, con un arma climática que produjo la glaciación. Las eternas guerras absurdas entre los hombres provocaron la creación de potentes armas climáticas que lenta e inexorablemente llevaron al sol a la desaceleración. La temperatura en la Tierra fue descendiendo de manera paulatina. La mayoría de vegetación se extinguió y poco a poco algunos animales también lo hicieron, menguando considerablemente nuestro alimento.



Esto preocupó tanto a los seres humanos que en el 2100 se creó un Sol artificial que iluminaba el lado oscuro de la Tierra, sin embargo, a la larga la radiación producida por este Sol provocó en nosotros una nueva enfermedad que causaba el envejecimiento rápido en cuestión de segundos. Gran parte de la población de la Tierra murió, reduciéndose en un pequeño porcentaje de lo que una vez fue nuestro hogar. Cuando se destruyó este Sol artificial; nos dimos cuenta de que nuestra verdadera estrella, el Sol original, había agotado todo el helio que contenía provocando la destrucción de Mercurio y Venus, envolviéndoles en llamas y desintegrando a estos planetas.

El Sol cada vez se hizo más grande y calentaba un 15% más de lo que lo hacía años atrás. La poca vegetación que quedaba, y más razas de animales murieron. Algunos ríos situados en la parte más cálida de la Tierra en ese momento, se evaporaron provocando una nube que hacía más complicada todavía la existencia en el planeta. Las leyes de la física cambiaron y muchos satélites viejos cayeron. Finalmente, nuestro sol dejó de darnos luz, sumiéndonos en la oscuridad, en la noche eterna.
Los más adinerados huyeron conformando nuevas colonias bajo el mar, y otros se marcharon a Marte, proclamándola una nación nuclear. Los menos pudientes nos quedamos aquí, luchando por sobrevivir, con el sueño de huir de este planeta antes de que él nos destruya tal y como ha hecho con la mayor parte de lo que éramos, de lo que nos pertenecía.
Mi nombre es Deyon Wang, soy el resultado de una nueva raza que nació en el 2273, podéis considerarme afroasiático. Mi piel es oscura, mis ojos rasgados del color de la miel, y poseo el gran portento físico necesario a día de hoy.

Aquí es donde comienza mi historia. En el año 2480, era un pobre superviviente que habitaba este desolado planeta. Al vivir como bestias, nuestro más primitivo instinto de supervivencia estaba a la orden del día. Hacíamos lo que fuese por salir adelante, por conseguir alimento y refugio a cualquier precio, pero no siempre era tan fácil. 

Hacía décadas que había perdido la noción del tiempo, ya no existían las estaciones, vivía en un invierno permanente. Mantenía el calor corporal gracias a la piel que arranqué de un oso polar, y bajo ella tenía una vestimenta raída que incauté a un cadáver… él ya no la necesitaba.

Había oído que hacia el sur, había un lugar un poco más cálido, debido a la cercanía con volcanes y magma bajo la tierra, además escuché rumores de que hace poco tiempo cayó una nave allí, y quizás esa fuera mi salvación si logro repararla. Desde luego, mi objetivo era llegar al sur, y no iba a rendirme hasta conseguirlo… me encuentre con lo que me encuentre, nunca perderé la esperanza de irme de este planeta, o al menos, buscar unas condiciones climatológicas más favorables para mi existencia.

Llevaba días, quizá semanas caminando. Las punzadas del hambre hacían mella en mi estómago, tan hirientes como la helada y salvaje ventisca azotándome en la cara. Me abría paso exhausto por el vasto terreno de nieve donde se me hundían los pies, haciendo del avance una dura hazaña. Había perdido mi ‘’casa’’ debido a un terremoto que tuvo lugar no hace mucho. Era un endeble y antiguo kiosco que aún se mantenía en pie, pero bastante acogedor para mantenerme resguardado. Tener techo por un tiempo prolongado a día de hoy se había convertido en un lujo que muy pocos hemos tenido el placer de conocer, ya sea porque otros humanos te lo arrebatan, o porque se derrumba como fue mi caso.

Avisté algo en movimiento a unos metros de mí. Me puse en estado de alerta y saqué mi arco con flechas teledirigidas. Era muy útil para la caza, y para deshacerme de enemigos. Encendí el modo caza en las gafas con cristales verdosos, dotadas de visión nocturna; y sólo tenía que tensar la flecha, enviar una orden desde mi cerebro para marcar el blanco y soltarla.

¡Viviremos como pobres, pero quién no tiene un arma a día de hoy no sobrevive! En mi caso, la encontré en un viejo almacén de armas que saqueé tiempo atrás, antes de que viniese una tribu y se apoderaran de él. Es la ley del más fuerte, y yo estaba solo… Os preguntaréis cómo he acabado así. Siempre he sido un tío desconfiado, y no me gusta eso de obedecer órdenes. Estuve en la tribu de Naska, al norte de lo que en su día fue Canadá, y gracias al cabeza de chorlito que nos lideraba, murieron todos devorados por los sulares, una nueva especie descendiente de los jaguares que se ha adaptado muy bien a las temperaturas frías, y están tan hambrientos como nosotros. Yo les advertí de que no se aproximasen a aquel terreno, pues era hogar y madriguera para este tipo de bestias, el estúpido de Paul creyéndose el más listo de todos insistió en que allí podríamos encontrar alimento, lo cierto es que esa zona era rica en pesca, pero lamentablemente, no les dio tiempo de disfrutarla…
Fui el único superviviente por no querer acercarme allí sabiendo las consecuencias a las que nos exponíamos, a pesar del hambre que estaba pasando… El hambre te hace débil y propenso a cometer errores, desconcentra tu mente, y si estás desconcentrado, puede ser tu perdición. Desde entonces prefiero estar solo.

Estaba esperando agazapado camuflándome entre la nieve, hasta que por fin lo vi. Tenía ante mí a un reno de lupia, el más magnífico ejemplar de esa especie, y también el más sabroso. Lo llamábamos así porque tenía unas rodillas tan gruesas que parecía tener un tumor, aun así era perfecto, con él podría alimentarme durante un par de semanas si lo racionaba. Apunté y disparé mi flecha, el animal activó su sexto sentido y comenzó a correr tratando de huir de su trágico destino en vano, la flecha le alcanzó hundiéndose en su arteria, y atravesando su jugoso cuello. Corrí tanto como pude hasta llegar a su agonizante cuerpo, me miraba con esos tiernos ojos de incomprensión mientras su corazón dejaba de palpitar lentamente.

Era un ejemplar macho demasiado grande como para cargarlo a cuestas, por lo que saqué el machete para cortarlo en pedazos y poderlo transportar en mi mochila.

Me agaché para ponerme a ello, cuando de pronto escuché un ruido seco y firme a poca distancia de mí. Levanté la vista y vi a una jovencita pelirroja, con ojos azules y una larga trenza, apuntándome con una pequeña pero potente pistola de plasma a la que ya le había quitado el seguro.
-¡Suelta ése cuchillo, o te volaré los sesos!

Sonreí y obedecí.

-La mochila y el arco, quítatelos y déjalos junto al cuchillo. Da una patada y acércalos hacia mí.
-Yo he visto primero al reno, niñita.

Ella avanzó unos pasos hacia mí, tan sólo tendría quince o dieciséis años.
-¡He dicho que lo sueltes!

-¿O qué?, ¿me matarás?... –Solté una carcajada- ¡Seguro que no has matado ni a un conejo!
Esa dulce niña me disparó en un pie conforme estaba acabando la frase. Dirigí mi mano a coger  una flecha pero escuché un alarido y después noté un gran peso en mi espalda que hizo que perdiera el equilibrio, cayéndome de morros al suelo.

Era una mujer de más o menos mi edad, entre los veinticinco y veintisiete, y había venido encolerizada a desarmarme. De hecho, consiguió arrebatarme las flechas y lanzarlas lejos de mí, pero logré alcanzar el machete táctico justo a tiempo. Ella había caído sobre mi espalda y me di la vuelta reaccionando rápido, poniendo mi filo en su cuello.

La atractiva desconocida a la que sólo podía verle unos ojos verdosos y una nariz chata, ya que el resto de su rostro estaba tapado con una bufanda, me estaba estrangulando y ambos luchábamos por acabar con la vida del otro, apenas podía  hacer fuerza para rajarle el cuello ya que ella me lo impedía a toda costa.

Sólo el grito de socorro de su compañera más joven fue lo que detuvo nuestro forcejeo. Desistió del estrangulamiento y giró bruscamente la cabeza, momento que aproveché para quitármela de encima de una patada, notando un gran dolor en mi pie por su extrema dureza y por mi herida sangrante a causa del disparo.

Me incorporé, recogí mi arco y una flecha, tensé la cuerda y apunté. Vi que la niñita que antes me hubiere estado apuntando, había resbalado torpemente por el hielo hasta deslizarse hacia un precipicio cercano, que se había abierto el día del terremoto. Ahora su corta vida pendía de un hilo, se sujetaba a una quebradiza punta de hielo con sus enguantadas manos. La chica morena de ojos claros fue a socorrerla.

Podría haberlas matado y haberme llevado mi reno, pero por una vez, sólo por una vez, no quería ser un cerdo sanguinario. Me maldije a mí mismo por tomar la decisión de ayudar y me aproximé  a la misteriosa chica de la bufanda para salvar a su amiga, de la que tiraba del brazo sin éxito y ambas estaban resbalándose hacia un destino incierto y cruel.

Al acercarme, ella me miró con expresión de odio y tensión.

-Tranquila, sólo quiero ayudaros.

-¡Aunque me ayudes ahora, sabes que después te mataré!-Respondió agitada.

-Correré ese riesgo…

Me aproximé cauteloso al borde de ese abismo, y alcancé a la niña pelirroja. Entre los dos y tras un gran esfuerzo por no caer nosotros también, conseguimos subirla hasta tierra firme.

Los tres estábamos agotados, pero la joven de ojos verdes tenía ahora otra pistola de plasma, y me apuntaba a la cabeza. Me levanté con la más absoluta templanza, sacudiendo la nieve de mi abrigo casero de piel, y les di la espalda.

-Quedaos con el reno. Cazaré otro-Dije cojeando en dirección contraria a la de ellas dejando un rastro de sangre por mi pie herido.

-¡Espera, no te vayas!-Exclamó la pelirroja.

Detuve mi paso y me di la vuelta.

-Muchas gracias por salvarme, y… disculpa por intentar matarte, tenemos mucha hambre, pero hay suficiente para todos. ¡Compartámoslo!

-¡¿Qué estás haciendo Jessy?!-Reclamó la morena.

-Él lo ha cazado, y nos ha ayudado, ¡se lo debemos! Además, le he disparado en un pie… los animales salvajes olerán su sangre y lo perseguirán hasta despedazarlo.

-Por favor, no me subestiméis… he pasado por situaciones peores, me las apañaré.

-¡No!, insisto, ven con nosotras, te curaremos y compartiremos el reno de lupia.

-¿Lo dices en serio? ¡A Troy no va a hacerle ninguna gracia que llevemos a un intruso, lo matará!
 Para eso lo mato yo misma aquí y ahora… -Dijo la morena sin dejar de apuntarme.

-Pero podemos llevarle sin que nos vean. Le dejaré mi habitación y dormiré contigo hoy.-Respondió Jessy, la pelirroja.

La morena suspiró, y me miró desconfiada analizándome de arriba abajo con la mirada, hasta que bajó el arma.

-Está bien… sólo por estas ocho horas de sueño.

-¿Cómo te llamas?-Me preguntó la niña.

-Deyon, y supongo que tú eres Jessy, ¿no?

-Sí, si vienes con nosotras, Sarah sabe medicina y podrá curarte el disparo del pie.

-Un placer, Sarah y Jessy.

-Ahorrémonos las paparruchas y volvamos al refugio, antes de que nos congelemos o seamos pasto de la fauna salvaje-Dijo Sarah con cara de pocos amigos.

-Sabio consejo, ¿y dónde está ese refugio exactamente?-Pregunté mientras ayudaba a las chicas a hacer pedazos el cuerpo del reno, para facilitar su transporte.

-Somos de la tribu de los Arcasianos, y…

Sarah le tapó la boca a Jessy.

-Deja de darle información, ya sabe suficiente sobre nosotras. Sólo será por unas horas y nadie puede saberlo, ni tampoco él deberá saber volver.-Sarah giró la cabeza y se dirigió a mí-Si quieres continuar vivo, en ocho horas o máximo diez, deberás estar lejos de allí. -Sarah se quitó su bufanda, descubriendo un bello rostro en una seductora mujer.-No quiero que sepas a donde vamos ni que te aprendas el camino, voy a vendarte los ojos.

-Creo que os seré más útil si voy con los ojos sin cubrir. Llevo mucho tiempo solo y sé captar los movimientos de posibles amenazadas a grandes distancias.

-¿Ah, sí?... A nosotras no nos captaste.-Respondió arqueando su ceja derecha.

-¡Eso no cuenta! Fue porque estaba desconcentrado por el hambre.

-¡Póntelo y cierra la boca!-Ordenó Sarah.

-Qué mala leche tiene tu amiga, ¿eh Jessy?

Jessy sonrió y asintió.

-Pero es de la que más he aprendido.

Obedecí y me puse la dichosa bufanda alrededor de mis ojos. Jessy me ofreció su mano, con la otra sujetaba una luminosa linterna, y caminé junto a ellas hasta ese misterioso refugio.

Con el viento la bufanda se me escurrió un poco,  y por un ojo podía ver el camino. La verdad es que, por mucho que lo memorizase, no me interesaba lo más mínimo ir allí después de esta noche. ¿Qué iba a hacer, saquear y asesinar a toda una tribu yo solo?... Ahora mismo soy un nómada,  únicamente he aceptado ir con ellas porque tengo hambre, y necesito curar mi pie para seguir avanzando hacia mi destino. Tenía que conseguir ir al sur como fuese.

Caminaba con dificultad y estaba ralentizando el ritmo de las chicas, hasta que tropecé y caí. Cuando Jessy se estabilizó para evitar caer conmigo, se agachó preocupada tendiéndome su mano.

-¿Estás bien?, ¿puedes caminar?

-Sí, eso creo.-Dije alcanzando su mano y levantándome. Jessy me guiñó un ojo, al ver su mano y aferrarme a ella, me delaté a mí mismo, y sabía que podía ver a pesar de tener la bufanda en los ojos.

-¡Silencio, he escuchado algo!-Exclamó Sarah, que enseguida desenfundó la pistola caminando mientras miraba todo a su alrededor agudizando su vista y oídos. Jessy alumbraba con la linterna y sacó un cuchillo jamonero de su bolsillo.

Yo también me puse en guardia con mis gafas y mi arco tensado. Continuamente tenía la visión nocturna activada para poder ver, pero en este caso no veía nada más allá de un palmo de mis narices, por lo que activé la captación térmica, y pude ver una manada de hambrientos loballos aproximándose a nosotros; una nueva especie mutada con la ferocidad, mandíbula y astucia de un lobo y el tamaño de un caballo. No corrían tanto como sus ancestros, y su tamaño les entorpecía a la hora de moverse, pero en manada eran muy peligrosos. Pronto no me hizo falta activar la captación térmica, pues nos habían rodeado, ¡estaban ahí mismo! Les había atraído el olor del reno y el de mi herida.

Tenían unas robustas y enormes patas, tan grandes como sus bocas llenas de afilados dientes y colmillos. Los tres nos aproximamos unos a otros, pegando nuestras espaldas y pensando en cómo deshacernos de ellos.

-Deyon, ataca a el ala norte, yo atacaré a los del sur… y tú, Jessy, quédate aquí por si alguno de acerca demasiado, y entonces clávales el cuchillo, ¡cúbrenos!

-¿Por qué no tiene un arma en condiciones Jessy?-Pregunté.

-La tenía, pero se me ha caído por el precipicio de antes-Me respondió la adolescente. ¡Así es más emocionante!

-¡Oh, y que lo digas!... ¡sobre todo si no puedo huir más que cojeando en caso de que las cosas se pongan chungas!-Reí histéricamente.

-¡No seas gallina!-Dijo Sarah quitando el seguro de su pistola-¿Estáis preparados?

Sarah apuntó y disparó, yo hice lo mismo con los que venían por el norte, sólo veía que cada vez que acabábamos con una hilera, venían más detrás. La cosa comenzó a ser un desmadre y a mí se me estaban acabando las flechas. Los sulares también hicieron acto de presencia y se unieron a los loballos para acabar con nosotros; otros por el contrario, contribuyeron a la caza de loballos y se enzarzaron en una pelea entre ellos.

Ya no estábamos rodeados, directamente los teníamos encima. No tenía tiempo de disparar mis únicas dos flechas y me uní a Jessy sacando mi machete para encararme con ellos cuerpo a cuerpo. He de reconocer que a pesar de su juventud la chica estaba en forma y sabía muy bien lo que hacía, de un salto alcanzaba la yugular de esas bestias gigantes y les hería de manera letal.

Yo hice lo propio con mi machete, mientras Sarah continuaba quitándonos de encima a ambas especies de animales, con una puntería y precisión que le habrá costado años de práctica para conseguir tal efectividad en combate.

Jessy estaba de nuevo en apuros cuando un sular saltó sobre ella y la tiró de espaldas, poniéndose la bestia encima y haciendo que perdiese en la oscuridad su cuchillo. La chica hacía fuerza con sus manos para mantener la mandíbula del animal cerrada y lejos de ella, pero el sular mordió su mano, y su sangre salpicó su rostro y la boca de la bestia.

Corrí a la pata coja hasta alcanzarla, hundí mi acero en ese sular; de inmediato él la soltó y vino a por mí, pero Sarah le disparó y cayó al suelo.

Hordas de animales habían venido a nuestro encuentro por todo el jaleo que estábamos armando en medio del silencio de la noche y de la nada.

-¡Mierda, tenemos que irnos de aquí!-Vociferó Sarah-¡Mi pistola se está recalentando!

Las pistolas de plasma utilizan un sistema de almacenamiento de energía para activar un acelerador electromagnético que dispara plasma, (la materia con elevados niveles energéticos y de temperatura que he sufrido en mi propio pie derecho), pero las más anticuadas como la de Sarah sufren un recalentamiento tras su uso prolongado durante minutos y llegado ese momento, hay que esperar un rato hasta que el arma se enfríe y poder continuar disparando. Era el momento idóneo para huir.

-¡Vámonos!-Gritó Jessy corriendo a la par que lo hacía Sarah. Yo apenas podía correr pero me esforzaba todo lo que podía, notaba el aliento en forma de vaho que emanaba de la boca del sular en mi nuca, que me perseguía con insistencia y cada vez estaba más cerca, no quería mirar atrás porque sabía que lo tenía justo detrás de mí, mi corazón latía tan fuerte que podía incluso escucharlo mejor que los propios rugidos tan ensordecedores del hambriento sular.

Sarah se dio la vuelta y volvió hasta mí, dando un fuerte y rabioso puñetazo en el cráneo al sular y cogiéndome en brazos sin apenas esfuerzo, para correr conmigo a cuestas.

-¡Vaya… eres una chica bastante fuerte!

-¡Cierra el pico, joder!-Exclamó en un estado de nerviosismo mientras de nuevo alcanzaba a Jessy con una rapidez supersónica, la joven pelirroja de vez en cuando echaba su mirada atrás con auténtica expresión de terror. ¡Esos miserables no se cansaban de correr tras nosotros!

-¡Ya casi hemos llegado!-Jadeó Jessy.-Yo entraré por la puerta principal, Randal y Kaila están de guardia, podrán matar a unos cuantos y evitar que entren. Vosotros id por la otra puerta, que no te vean entrar con Deyon, ¿de acuerdo Sarah?

-Lo sé, aunque va a estar complicado, entraré por nuestra abertura secreta.
Llegamos a un gran edificio, bastante deteriorado al igual que el resto que conservábamos, parecía ser una enorme fábrica abandonada. Jessy se separó de nosotros y se dirigía a la puerta principal con las bestias pisándole los talones, escuché cómo pedía ayuda y los guardias disparaban con gran certeza a aquellos animales.

Sarah me llevó por otro camino, evitando ser vista por aquellos guardias y rodeando el edificio. Llegamos a la parte lateral trasera y ella levantó una tabla de acero que estaba a ras de suelo.
-Vamos, rueda y métete por aquí, ¡deprisa!-Ordenó dejándome en el suelo. Así lo hice y ella se metió detrás de mí, cerrando de nuevo esa estrecha abertura justo a tiempo de ser presa de un sular.
Respiró hondo y volvió a cogerme.

-No hagas ningún ruido-Susurró. Sarah me dirigió escaleras arriba hasta un pequeño habitáculo, que en su día sería una oficina. Estaba amueblado con una cama de madera realizada de manera artesanal, con un viejo y sucio colchón, pero bastante cómodo. Hacía mucho tiempo que no veía uno, ni tampoco ninguna manta de piel de sular como las que había, tan suaves, sedosas y reconfortantes. No pude evitar tumbarme emitiendo un profundo suspiro de placer mientras colocaba mi cabeza en el mullido cojín.

Al entrar habíamos cerrado la puerta por dentro, había un candado con llave que poseía Sarah, pero alguien estaba llamando al otro lado.

-Sarah abre la puerta, sé que estás ahí, ¡sal ahora mismo!-Exclamó una voz grave y masculina, sin duda, no se trataba de Jessy.

-Mierda… ¿nos habrán descubierto?-Pregunté.

-¡Shhh, cállate!-Musitó. Mientras ese tío continuaba golpeando la puerta y tratando de girar la manivela.-Métete debajo de la cama.-Me ordenó.-¡Ya voy, un momento!-Dijo abriendo el candado, y entreabriendo un poco la puerta.

-¿Qué coño ha pasado?, ¿eres tan torpe de salir de caza y permitir que a Jessy le muerdan una mano, y traer toda una horda de sulares y loballos hasta nosotros?

-Lo siento…

-Seguro que no has traído nada para nosotros, ¿verdad? ¡Lo sabía, no vales para nada, máquina de mierda!

-Bueno, todos los que han matado alrededor de aquí los guardias podéis comerlos, ¿acaso eso no es algo?

-¡Has puesto en peligro a Jessy, y a toda la tribu! Además ahora esos animales saben dónde estamos, recorrerán el rastro que han dejado sus compañeros de manada y vendrán más, ¡sabes que no tenemos armas suficientes para enfrentarnos a algo así!

-Troy, piensa en que tendremos más alimento, además, dado el caso me encargaría yo de aniquilar a todos, me haré responsable de ello.

-¡Si eso ocurre, serás la primera putita que saldrá de aquí y no volverás hasta haber acabado con todos, o hasta que te destrocen!...-Cogió una bocanada de aire- Puedes darlo por sentado.

-De acuerdo.

-¿Y se puede saber por dónde has entrado?

-Entré muy rápido porque me perseguían, a lo mejor los guardias ni me han visto.

-Quiero que cures la mano de Jessy, necesito que pueda defenderse ya que tú eres una inútil, te confío a una de las mejores cazadoras y me la traes así. ¡Nunca serás como nosotros, deshecho de chatarra y cables, no eres más que basura!

-Enseguida bajo, estaba dejando unas cosas aquí.

-¿Te parece más importante venir y ponerte cómoda mientras ahí fuera estaban Kaila y Randal arriesgando sus vidas?

-No… lo siento.

-¡No tengo todo el día, máquina!-Gritó enfurecido- Jessy está en enfermería.-Dijo aquel hombre al que sólo podía verle los pies desde mi posición, al parecer era el líder de los Arcasianos… me sorprendió que alguien como Sarah, aguantase los insultos y ordenes de ese imbécil. Él se fue y Sarah cerró la puerta.

-Ahora vengo, voy a echarle un vistazo a la mano de Jessy, mantente oculto, cuando vuelva de enfermería traeré lo necesario para tu pie, ¿entendido?-Dijo casi susurrando.

-Entendido.

Esperé largo y tendido bajo la cama, me quedé atontado por la pérdida de sangre y el dolor que padecía, y cuando quise darme cuenta me había quedado dormido.

Desperté cuando escuché la puerta abrirse, me dio un vuelco el corazón pero me tranquilicé al ver que se trataba de Jessy y Sarah.

-Puedes salir Deyon, ¡no hay monos en la costa!-Clamó Jessy sonriente, tenía un vendaje en la mano izquierda.

Me desperecé y rodé hasta salir fuera de la cama, me incorporé y me senté al borde.

-¿Qué tal, Jessy?, ¿qué llevas en la mano?

-Ah, no es nada… Sarah me ha hecho una sutura sencilla y me lo ha vendado, en nada estará bien.

-Ahora veamos tu pie… descálzate y echaré un vistazo, lamento no disponer de material más moderno para sanaros, pero es lo que tenemos, lo que encontramos en esta vieja fábrica…

-No te preocupes-Dije quitándome mi bota, que tenía un agujero hecho a causa del disparo por el que podía verse mi calcetín ensangrentado y roto. Al dejar al descubierto mi pie, observé que no tenía buen aspecto, desconocía cuántas horas habían pasado desde el disparo, pero veía la piel bastante afectada.

-Han pasado dos horas y media, veamos qué podemos hacer, voy a lavarte la herida.-Dijo Sarah, lavando mi pie con agua y jabón desinfectante. Me examinó la herida producida por la gran quemadura de la plasma, y cogió los rayos X para realizarme una inspección interior.

-No te muevas, vamos a mirar si se ha tocado algún vaso, tendón o nervio, ¿de acuerdo?

Sarah colocó el aparato sobre mi pie, era similar a una gran cámara de fotos, incluía una pantalla donde ella podía ver la radiografía en directo.

-Has tenido suerte… o quizás esa bota era muy buena. Hemos llegado a tiempo de evitar la gangrena gaseosa, aun así hay tejido dañado y voy a tener que eliminártelo antes de que se produzca la necrosis. Voy a ponerte una gasa e inmovilizarte el pie, pero en unas horas cuando vuelva a desinfectártelo podremos cerrar y cicatrizar la herida, subiré el láser para hacerlo, pronto ni recordarás que te hayan disparado.

-Me alegra oír eso.-Suspiré hondamente, mientras Sarah me colocaba la gasa y Jessy miraba expectante.

-A mí también, te pido perdón por haberte disparado en el pie, pareces un tío majo… ya sabes que no te puedes fiar de nadie.-Dijo Jessy.

-Yo habría hecho lo mismo que tú, solo que mi disparo habría sido en la cabeza, así que en todo caso debería de agradecerte que no me hayas matado.

-¡No hay de qué! ¿Sabes?, somos muy pocos humanos poblando la Tierra, prefiero no matar a alguien a no ser que sea estrictamente necesario, opino que si todos nos uniésemos por el bien común,  y formásemos una comunidad entre todos para poder sobrevivir todo sería más fácil… pero sé que eso es imposible, sigue habiendo gente muy malvada por el mundo… como Troy. Por eso no quiero compartir el reno de lupia con él, lo he traído aquí para nosotros. Ellos cenarán de los loballos y sulares que han matado a las puertas de la fábrica, pero no es nada comparado con el reno, prefiero mil veces el sabor de su carne. Lo he cocinado antes en cuanto he visto el fuego libre, nadie se ha fijado en qué tipo de animal estaba cocinando porque todos estaban ocupados engullendo su ración.-Jessy sacó de una bolsa de tela dos generosos trozos de reno de lupia ahumados por el fuego de leña. Me sirvió uno a mí y otro para ella, y me trajo un vaso de agua.-El agua la sacamos de un pozo que construimos hace unos meses, hervimos el agua para eliminar las bacterias, o usamos pastillas purificadoras, ¡pruébala, seguro que estás sediento!

-Gracias por vuestra hospitalidad, ¿tú no comes nada, Sarah?

-No tengo necesidad de comer ni de beber, ya habrás oído al capullo de Troy… soy un androide, aunque él prefiere llamarme ‘’máquina de mierda’’

-Es cierto, lo había oído pero necesitaba confirmarlo… hace muchísimos años que no veía a ninguno, creí que todos se largaron con sus dueños a Marte, o bajo el mar… aun así, he de decir que jamás he visto a uno tan perfecto como tú, ¿cómo has acabado aquí, y por qué aguantas a Troy?, ¿acaso él es quién te creó? Si tan adinerado fuese, no estaría viviendo en la Tierra imagino…

-No estoy aquí por él, sino por Jessy. Es una larga historia…

-Podéis contármela si queréis, hasta que pueda quitarme la gasa tengo todo el tiempo del mundo.-Le di un feroz mordisco al delicioso reno.

-¡De acuerdo!, ella es Sarah Tesla, hija del doctor…-Comenzó a contar Jessy, pero enseguida fue interrumpida por Sarah.

-Se lo contaré yo… Mi padre era un ambicioso científico e inventor, con grandes ideas revolucionarias. Trabajaba para el gobierno, cuando aún existía aquí... y fue el responsable de crear naves con las que después los más altos cargos huyeron a Marte, además de búnkeres bajo el mar.-Sarah bajó la mirada- Nunca me contó sus ubicaciones, ni nada al respecto, ya que era alto secreto y pondría en juego su vida y la mía… -Alzó la vista y clavó sus ojos en nosotros- sí, yo una vez fui como vosotros, de carne y hueso. Fui teniente de las fuerzas armadas, y perdí a mis soldados en la guerra que hubo contra los habitantes de Marte, cuando quisieron independizarse de la Tierra y nos negaban los recursos necesarios para sobrevivir aquí. Muchas personas murieron tras el ataque de Marte hacia nosotros, intentaron extinguir toda vida de este planeta, para dejar sólo a la clase alta y refinada viva de la especie humana, trataban de que muriésemos de hambre, tal y como estamos ahora; pero en ese entonces les plantamos cara y luchamos contra ellos. Lo más irónico es que vinieron a acabar con nosotros con las mismas naves que mi padre en su día construyó. A él le ofrecieron ir a Marte, pero a mí me negaban la entrada y prefirió quedarse aquí conmigo… hasta el día de mi muerte. Cuando mi padre me encontró, ya no había actividad cerebral necesaria para poder salvarme, o clonarme, no había tiempo suficiente. Lo último que recuerdo es a un soldado del ejército de Marte dispararme a bocajarro con su fusil de plasma, perforándome el abdomen, y sobretodo recuerdo mis manos manchadas con mi propia sangre. Cuando desperté, vi a mi padre. Estaba en su laboratorio, le pregunté que cómo había llegado hasta ahí, justo antes de gritar y ver en un espejo que mitad de mi cara era  exclusivamente robótica.  Él entonces me explicó que no pudo salvarme, pero sí pudo salvar mis recuerdos almacenados, justo en los últimos instantes antes de fallecer. Había construido una copia exacta de mi imagen, estaba a punto de terminar su última gran obra. Un androide capaz de tener los sentimientos, la personalidad, y la identidad de la difunta Sarah Tesla. Jamás nadie había creado a un ser artificial tan perfectamente humano como dicen que soy yo… fue como si me trajese de nuevo a la vida, una resurrección.

-Es cierto, ya te digo que si no fuese porque tienes una fuerza increíble, y corres demasiado rápido sin siquiera cansarte, pasarías inadvertida…-Aclaré mientras permanecía atento a su anécdota.

-Lo sé… Bueno, mi padre murió en mis brazos años después, a causa de la enfermedad del envejecimiento. Él ya estaba mayor y le costó pocos segundos llegar a su muerte. Ojalá él me hubiera enseñado a clonar, a crear un androide o lo que fuese, para poder traerle de nuevo conmigo, pero lamentablemente no fue así. Tampoco disponíamos ya de material para hacerlo, por los grandes saqueos y robos que hemos sufrido desde que perdimos la guerra y nos quedamos sólo unos pocos viviendo en la Tierra. Todo invento o creación de mi padre, era propiedad del gobierno, gobierno que ahora estaba en Marte. Mi padre me había mantenido en secreto todo este tiempo, hasta que un buen día algún pajarito propagó la noticia de mi existencia, ahora renacida como un androide. Vinieron a buscarme las fuerzas especiales y me raptaron, querían convertirme en un arma, en su perro guardián, para exterminar a mi propia gente… ¡cuando tiempo atrás ellos mismos fueron quienes me asesinaron!-Vociferó con expresión de rabia, apretando sus puños y dientes- Como es de imaginar, me defendí de ellos como pude llevándome a todo el que podía por delante, hasta escapar de sus instalaciones secretas en la Tierra, a día de hoy destruidas por los terribles y frecuentes terremotos que han acontecido. Fue entonces cuando, tras meses sola, tratando de recomponerme de la experiencia y vagando como tú… encontré a Jessy. Vivía en una villa que habían construido con el sudor de su frente, ocultos tras las nevadas mesetas, junto al calor de su familia: sus padres y su hermano. Unos mamones entraron para apoderarse de su hogar, pillándoles por sorpresa, violando a su madre ante la atemorizada mirada de su padre y su hermano, Jessy estaba escondida debajo de su cama escuchando todo, aún no sabían que ella estaba allí, y tenía demasiado miedo como para salir. Tras escuchar los disparos cuando asesinaron a su familia, notó los pasos de aquellos cerdos acercarse a su dormitorio. Estaban inspeccionando toda la casa y dieron con ella. Jessy forcejeó con ellos, consiguió desarmar a uno y con su misma arma le disparó. Fue entonces cuando salió de su casa entre llantos y pidiendo ayuda, cuando yo la vi tenía a tres hombres detrás disparando contra ella. Aniquilé a todos, y desde entonces Jessy y yo siempre estamos juntas.

-¡Menuda memoria tienes, Sarah!-Exclamó Jessy-Sólo te lo conté una vez hace dos años y parece que lo recuerdes mejor que yo…-La chica pelirroja se dirigió a mí-Ella me ha enseñado todo lo que sé a día de hoy, a ella le debo el saber luchar, y protegerme a mí misma.

-Hemos acabado aquí, en la tribu Arcasiana porque Jessy anhelaba un hogar, ella sigue creyendo en la humanidad y en que es posible una comunidad, y aunque yo era y sigo siendo reticente, por ella es que vine aquí, cuando Troy nos encontró y nos habló de este lugar.

-¿Cuánto tiempo lleváis en esta fábrica?-Pregunté.

-Seis meses-Respondieron al unísono.

-¿Y estáis a gusto aquí?... –Pregunté temiéndome la respuesta.

-No, definitivamente no-Respondió con firmeza Jessy-Vine aquí creyendo que seríamos una familia, pero Troy… es muy desagradable, no le soporto. Bien cierto es que nos ha dado un techo, pero mientras él está aquí en la comodidad de la fábrica, los demás tenemos que salir para alimentarnos a nosotros y a él.

-Yo estoy muy harta de sus impertinencias-Afirmó Sarah-Pero sigo aquí por Jessy.

-Si queréis, podéis acompañarme. Me dirijo al sur, he oído que allí la temperatura es más cálida, además…-Hice una pausa, no sabía si realmente podía confiarles la información sobre la nave, temía que fueran allí sin mí, la encontraran y me dejasen tirado.

-¿Además, qué?-Cuestionó Sarah.

-Nada, que allí serán mejor las cosas, estoy convencido de ello.-Afirmé. Esperaría a tener más confianza para contarles lo demás, o quizás, cuando de verdad encontremos la nave, si es que es cierto el rumor.

-¿Tú qué opinas, Jessy?-Dijo Sarah.

-No sé…

-Ya es la hora de quitarte ese vendaje.-Dijo observando fijamente mi pie, para después posar sus artificiales ojos en Jessy-Mientras te lo piensas voy a ir a por el láser, sabes que allá donde tú vayas, yo también iré.

Sarah se marchó, ahora había que eliminar la piel dañada y cerrar la herida. Lo cierto es que a pesar de la escasez de material quirúrgico, ellos tenían lo suficiente como para subsistir. Es muy probable que si al final decidían acompañarme en mi viaje, les sugiriese llevarse consigo lo máximo que puedan. No me vendría nada mal tener a un androide y una joven cazadora experta a mi lado durante el camino.

El androide volvió y destapó mi herida, eliminó el tejido muerto y con el láser cerró la dolorosa abertura. Al concluir, sólo tenía una ligera marca blanquecina como cicatriz. Repitió la misma operación con la mano de Jessy, y justo cuando estaba terminando, oímos gritos y disparos.

Sobresaltados, cada uno corrimos a coger nuestras armas. Recordé mirando desconsolado mi carcaj que sólo me quedaban dos flechas, y necesitaba encontrar más en alguna parte, de momento únicamente podía valerme con mi fastuoso machete.

-Abajo en el almacén creo que tenemos más flechas, mientras tanto, toma mi arma. Troy tiene la llave, pero conseguiré abrirlo, siempre tiene más armas guardadas de las que dice, yo lo sé porque soy una de las que más ha recuperado armas, pero aun así, nos proporciona sólo una a cada uno. –Sarah lanzó en el aire su pistola y la cogí.

-Gracias.

Jessy ahora disponía de una escopeta de rayos, tan mortíferos o incluso más que la plasma. La munición de rayos era popularmente llamada como ‘’el rayo de la muerte’’, a corta distancia, podía freírte el cerebro en un pestañear.

Sarah abrió el candado de la puerta y se asomó ligeramente, yo también lo hice agachado, mirando por la rendija con la pistola por delante.

Observé que todos salían de sus habitáculos armados, descendían las escaleras de manera fugaz a la orden de Troy, mientras anunciaba la llegada del peligro.

-¡Alarma, alarma!-Gritaba con ímpetu, su voz se distorsionaba y se perdía entre los silbidos de los disparos.

Esto ya lo había vivido en más ocasiones, se trataba de un saqueo. Pude observar a un grupo de fornidos señores que se habían sentido atraídos por el edificio, y querían hacerlo suyo a toda costa.
-Señoras, es buen momento para decidir si queréis venir conmigo o no. Quiero saber si me voy a liar a tiros para salir de aquí, o para defender vuestro hogar.

-¡Vayámonos al sur, necesito nuevas emociones!-Exclamó Jessy dando una decidida patada a la puerta y dejándonos al descubierto. Ella encañonó su escopeta y destrozó el pecho de uno de los asaltantes con su rayo de la muerte.

-¡Coged todo lo que podáis antes de que lo roben!-Exclamé-Medicinas, el láser quirúrgico, las armas del almacén, ¡todo!

-Eso está hecho-Dijo Sarah doblándole el cuello con sus propias manos a otro-¡Por aquí!
Nos abrimos paso corriendo, descendiendo las escaleras y asesinando a todo ser viviente que nos atacaba, y a los que no nos atacaban también. Yo no era ni de un bando ni del otro, era un simple intruso, para todos era un desconocido, una simple amenaza.

Llegamos al piso inferior, donde daba lugar una auténtica batalla campal. Había restos de sesos esparcidos por el suelo, en más de una ocasión tuve el amago de resbalarme por la sangre que pisaba, y de vez en cuando tropezaba con miembros amputados… nos encontrábamos caminando sobre cadáveres. Por doquier había personas forcejeando, una lucha de vida o muerte, y los rayos, plasmas,  además de otros proyectiles eran lanzados de un lado a otro; mientras los esquivábamos para continuar con vida. No sé a cuántas personas acribillé en esa estancia, perdí la cuenta.

Al fin alcanzamos la enfermería. Estaba siendo saqueada en ese momento, y esquivamos los disparos colocándonos agachados tras la camilla. Salí y pude disparar a tres, Jessy mató a otros dos, y mientras los demás estaban distraídos en acabar con nosotros, Sarah corrió hacia ellos y mató a los dos que quedaban a golpes. Nunca dejaría de sorprenderme la fuerza de mi nueva compañera de viaje.

-¡Bien hecho, Sarah!-Yo no sé dónde guardáis las cosas, Jessy y yo vamos a cubrir la entrada, no dejaremos que nadie entre aquí, ¡date prisa y coge lo indispensable para nosotros!

Jessy se colocó tras la mesa, y yo tras la camilla. Estábamos agazapados y cada vez que escuchábamos la puerta abrirse salíamos y disparábamos. Sarah se apresuró a coger el material, y una vez hubo acabado corrió hacia la puerta haciéndole un gancho a otro hombre que entraba, lo derribó al instante.

-¡Vamos a por las armas!-Vociferó.

Jessy y yo le seguimos hacia el oscuro y húmedo sótano, a Sarah trataron de herirle con plasma, le dieron en un hombro y dicha plasma hizo un pequeño rasguño en su artificial piel, dejando al descubierto una ínfima parte de la resistente capa de metal que formaba parte de su ser. Ella enseguida reaccionó ante la sorpresa del enemigo, cogiéndole del cuello y lanzándolo hacia sus compañeros de tribu.

Tuvimos ciertos problemas para descender las escaleras, yo tuve que vérmelas con dos enormes mastodontes-he de decir que yo no era muy alto…- entre los dos me cogieron y me dieron sendos puñetazos tratando de hacerme caer, ¡no sé ni de dónde salieron esos tipos! Lo más probable es que se me quedase cara de idiota en ese momento. Enseguida disparé con certeza a uno de ellos para darle muerte, pero el otro me desarmó, mi pistola cayó al suelo y era incapaz de recogerla debido a que aquel grandullón ahora había cogido mi cabeza y jugaba a golpear las paredes con ella. Me sentí entumecido por el golpe, pero lleno de rabia arremetí contra él, con todas mis fuerzas lo empujé dándole una fortuita patada voladora en el estómago y conseguí que se tambalease. Alguien trató de dispararme ya que escuché un silbido muy cerca de mis oídos. Tenía los puños ensangrentados debido a los puñetazos que había dado. Encolerizado atesté otro golpe seco y rápido en la yugular de mi contrincante antes de que pudiera recomponerse de la patada anterior, después salté y clavé mi codo en su nuca, haciendo que se agachara ligeramente y teniéndole bastante cerca, saqué raudo mi machete y rajé su cuello.

Avisté mi pistola y la recogí, dirigí mi mirada unos metros más allá y debido a la poca iluminación de las escaleras de metal que descendían hacia el sótano, sólo pude adivinar a través de las siluetas y sombras que Jessy y Sarah también estaban en apuros, en ese momento tenía las gafas nocturnas guardadas, ya que las guardé al entrar en esta dichosa fábrica. Para ser un lugar tan angosto, el pasaje estaba demasiado concurrido.

Me abrí paso entre la barbarie de peleas cuerpo a cuerpo y armas tratando de herirme, y de un salto bajé varios escalones hasta llegar abajo del todo.

Allí tan sólo quedaban tres hombres y una mujer, que Jessy y Sarah se quitaron de en medio mientras yo bajaba.

-¿Te habías perdido?-Preguntó Sarah.

-Bueno, veo que vosotras también habéis estado algo entretenidas… ¿dónde están esas armas tan golosas que todo el mundo quiere?

-Sígueme.

Corrimos hacia la izquierda por un largo pasillo con algo más de iluminación gracias a los flexos. Estaba seguro que los asaltantes estaban fascinados por encontrar un lugar con electricidad, tanto como lo estaba yo. Era muy complicado encontrar a alguien que supiera realizar tal obra, la transmisión eléctrica sin cables, utilizando la conductividad eléctrica de la tierra, todo era a través de elementos naturales.

-¿Quién os ha proporcionado la electricidad inalámbrica?-Pregunté curioso sin parar de correr.

-He sido yo, mi padre me enseñó cómo se hacía.-Respondió Sarah.

-Vamos a serte de mucha utilidad, ¿eh, Deyon?-Sonrió Jessy.

-¡Y que lo digas!

Llegamos a la puerta del almacén. Sarah dobló las pesadas barras de acero de esa cámara, y consiguió abrirla. Nos sorprendimos cuando al entrar, Troy estaba dentro. Él estaba agachado recogiendo armas, solo él era el que poseía la llave para entrar, y no tardó en apuntarme y apretar el gatillo. Rodé por el suelo para esquivarlo y le apunte yo. Jessy se puso en medio, colocándose frente a mí con los brazos en cruz.

-¡No dispares, Troy!

-¿Quién cojones es éste?, ¿defiendes a los asaltantes? ¡Apártate!

-Él viene con nosotros. Yo tengo una pregunta mejor que hacerte… ¿qué haces aquí, mientras tus hombres están perdiendo la vida ahí fuera?-Cuestionó Sarah.

Troy se incorporó con el ceño fruncido.

-Estas son mis armas, vine aquí para defenderlas.

-Oh… ¿en serio?, ¿encerrándote aquí dentro tú sólo? ¡Eres un puto cobarde!

Troy apuntó a Sarah, y Jessy apuntó a Troy.

-¿Vais a traicionarme ahora, después de lo que he hecho por vosotras? Os traje aquí cuando no teníais nada, ¡no eráis nadie! Os di cobijo, os di una comunidad y una labor. ¡¿Y ahora venís aquí a robarme, malditas zorras?!-Gritó exasperado.

-No estamos robando, estamos tomando lo que es nuestro. Nosotras hemos traído aquí más armas de las que tú has traído, y tanto tú como yo, sabemos que lo que tratabas de hacer era escapar por la puerta trasera con tus provisiones, huir y abandonarnos, ¿no es cierto?-Dijo Sarah.

-¡Cierra el pico!-Troy disparó y Sarah saltó para esquivar la plasma. Jessy apretó su gatillo y voló su cabeza con la escopeta de rayos de la muerte.

-¡Ciérralo tú, Troy!-Exclamó Jessy.

-Gracias, tenía ganas de que matasen a este imbécil.-Confesó Sarah

-No hay tiempo que perder, coged las armas con las que más a gusto os sintáis, recordad que tenemos que ir ligeros de equipaje… nos espera un largo camino-Aconsejé.

Fui directo a por más flechas para mi arco, pero encontré también una reliquia. Se trataba de una pistola de Ice-9. Todos sabemos que los humanos estamos compuestos por agua, pues bien; las hondas que dispara este arma, hacen que al entrar en contacto con los tejidos blandos o flujo sanguíneo, tales como los ojos, causen una muerte extremadamente rápida. Es como cristalizarles el agua, congelarlos por dentro, ¡es increíble! Me la agencié para mi bolsillo muy decidido.

Jessy recorrió la estancia indecisa, hasta que encontró algo que le llamó la atención. Era un rifle de francotirador de proyectiles incendiarios. Las balas de este arma al perforar el cuerpo no salen, se quedan agarradas en el interior cual garrapata y en un segundo son capaces de hacerte explotar por los aires. También puede servir para destruir todo lo que se encuentre en su camino, incluso el acero. Aun así, es un arma que ha de usarse a gran distancia, y tener muy buena puntería, como lo eran los rifles en la antigüedad. La chica pelirroja también adquirió un arma blanca, se trataba de un ‘’cuchillo’’ extensible de doble filo. En su forma más corta podía servir para cortar, para hacer pedazos una buena caza como el reno de lupia, y en su aspecto más largo era una magistral espada eléctrica. Emanaba una energía similar al rayo, que podría electrocutar a aquél cuerpo perforado por la punta de esta arma. Ella también se lo echó al bolsillo.

Sarah cogió la pistola de plasma, la escopeta de rayo de la muerte que usó Jessy, y un puñal.

-Tenemos que ir al pozo a rellenar las cantimploras, y coger las pastillas purificadoras.-Dijo Jessy.

-No tenemos tiempo de ir al pozo, ¿no has visto la que se está armando ahí fuera?, ¿dónde están las pastillas purificadoras de agua?-Pregunté.

-Aquí-Sarah señaló una estantería y las cogió.

Observé que guardaban cantimploras en otra estantería, las cogí y abrí, ¡estaban llenas!

-Problema resuelto, llevémonos éstas. Troy era un imbécil, pero al menos tuvo la brillante idea de guardar aquí sus provisiones para huir.-Dije apropiándome de una de ellas.


-¡Estupendo, larguémonos!-Exclamó Jessy.


HE ELIMINADO LA PARTE 2 Y 3 PORQUE YA ESTAMOS EN PROCESO DE CREAR EL CÓMIC. EL RELATO ESTÁ SIENDO MODIFICADO EN ALGUNOS DETALLES, SI QUERÉIS CONOCER CÓMO CONTINÚA, EN CUANTO EL CÓMIC ESTÉ LISTO PODRÉIS SABERLO. ¡MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA PACIENCIA!

10 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este fragmento de la muerte del sol, porque refleja una verdad a largo plazo de como la humanidad existirá si no cuidamos nuestro hogar, esta nuestra casa , nuestro planeta tierra. Te felicitó mi niña !!!

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  2. Te felicito!! Cómo me recuerda a Mad Max y los videojuegos Fallout y Rage (que me encantan!), no se te resiste ningún género, eh? qué cabrona!!! Sigue así!! ^^

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  3. Sí te dije que quiero escribir de todo género(o la mayoría) excepto romántica y cuentos infantiles porque al no gustarme se me tiene que dar de culo xD

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  4. Sí te dije que quiero escribir de todo género(o la mayoría) excepto romántica y cuentos infantiles porque al no gustarme se me tiene que dar de culo xD

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  5. Tienes una brillante imaginación y escribiendo historias como estas lo bordas, y todavía nos sorprenderás más en el futuro. Ficción, terror, fantasía..., incluso con los nombres, que yo no voy más allá de Antonio o Petra (jiji); los tuyos molan. Sigue así que yo quiero leerme toda tu bibliografía. Soy tu fan número uno jajaja

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  6. Vaya, vaya con ainhoa.... Eres muy grande, pequeña....... Volviste a cautivarme con tu historia...

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  7. Vaya, vaya con ainhoa.... Eres muy grande, pequeña....... Volviste a cautivarme con tu historia...

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    1. Mucha graciAS ME Alegro de que te guste! :-)

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    2. Mucha graciAS ME Alegro de que te guste! :-)

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    3. Mucha graciAS ME Alegro de que te guste! :-)

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