RELATOS DE TERROR Y FANTASÍA

lunes, 6 de abril de 2015

Fragmento de ''Leyendas del Averno''

“Aquella noche de otoño, mientras intentaba dormirme, cerré los ojos y me relajé; quise no pensar en que iba a volver a tener esos macabros sueños… pero empecé a tener una extraña sensación, sentía un fuerte pitido en los oídos, y comencé a elevarme sobre mi cama. Cuando me quise dar cuenta, me giré rápidamente y vi mi cuerpo yacer en la cama. ¿Me había muerto? ¿Qué es lo que sucedía? Quería volver dentro de él, me sentía terriblemente asustada.

Me estaba viendo a mí misma desde fuera, tenía una larga melena negra que ondulaba hasta mi cintura, los ojos oscuros como la noche, un rostro pálido a excepción de unas mejillas sonrosadas, era una joven de complexión normal y, medía un metro y sesenta centímetros. ¡Indudablemente, era yo!
Mi pánico fue cuando supe que realmente mi alma era la que había salido de mi cuerpo, y podía ver todo lo que ocurría a mi alrededor. De forma fantasmagórica recorrí mi habitación, podía atravesar paredes, podía  volar a donde quisiera, como si de un sueño lúcido se tratase… Pero sentía tanto miedo de no poder volver a mi cuerpo, que empecé a inquietarme. Me coloqué frente a mi cuerpo y comencé a embestir contra él en un intento desesperado de volver a mí, lo intenté y lo intenté pero fue en  vano.

Pronto me percaté de que no estaba sola, había una presencia más en la habitación además de mí. En
 un rincón pude distinguir una silueta de lo que parecía ser una mujer, que me miraba fijamente con unos ojos penetrantes de color rojo como el fuego. Dio unos pasos hacia mí y alcancé a ver que tenía un bello rostro, con gruesos labios, lucía un largo cabello rojizo con un tono anaranjado, y una sonrisa un tanto malévola que no inspiraba confianza alguna. Su vestimenta era escasa, únicamente llevaba un provocativo traje negro en forma de bañador, más bien algo similar a un trikini, donde mostraba un escote, el ombligo y unas largas piernas; esa extraña mujer se dirigió a mí.

-¿Eres Keydara, hija de Kalem, verdad?

Me quedé perpleja, por unos segundos dudé, ya había perdido la noción del tiempo, no podía distinguir si era real o era mi imaginación, o simplemente un sueño; me costaba articular palabra, abría la boca pero no emitía sonido alguno, finalmente, me armé de valor y pude responder:

-¿Quién eres tú?, ¿por qué estoy aquí y mi cuerpo está en la cama? ¿Qué es lo que me has hecho? ¡¡¡Hazme volver, no tienes derecho a hacerme esto!!! Sé que no eres real, ¡déjame volver a despertar!
Ella dio un paso más hacia mí, y con la única iluminación de la luna, me di cuenta de que tenía dos grandes alas negras, puntiagudas, parecidas a las de un murciélago, y le sobresalían de la frente dos pequeños cuernos; ella volvió a hablarme.

-Lo que ves es real, Keydara, y pronto volveremos a vernos, para mostrarte quién eres realmente.
Entonces me asusté mucho, comencé a agobiarme y a suplicar que quería despertar de una vez de aquella siniestra pesadilla. Sentí como si me succionasen, sensación de que me caía mientras escuchaba unas sonoras risas, cada vez más intensas en mis oídos que a su vez retumbaban en mi cabeza.


Por fin desperté de un sobresalto, tenía hormigueos por todo el cuerpo, poco a poco fui recuperando el control sobre mí misma. “

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